lunes, diciembre 21, 2015

Un don o nada

27 de Noviembre del 2015

No quiero ir por la vida fingiendo ser brillante, no lo soy. No lo puedo lo todo y menos lo poco. Por qué dependemos de la suerte de recibir dones y poder quedarnos sin nada? Y por qué estoy maldito con la auto-consciencia y con juzgarme aun más que los ojos curiosos que me siguen? 

A veces ni límite hallo en la honestidad, ¿qué es eso? 
¿Qué pasó con el niño que la recitaba con certeza y un brillo en los ojos? 
Tengo miedo... no quiero ser visto... detesto detenerme... y detesto necesitar ese auto-control. Pues hay allá fuera personas malvadas y yo soy solo un alma desdichada que prefiere huir antes que gozar, pues no entiendo mi alrededor, y debo, pero... ¡Oh! ¡Tengo miedo de aprender!

El lastre intangible

24 de Noviembre del 2015

Culpas de las que se acepta ser víctima. Culpas que no existen en el mundo si acaso existe alguna en otro lugar. Y es que se crean al interior de la mente, son auto-destrucción total al que ignora y son nada al conocedor. 

Sucede cuando el hombre decide cargar con el peso del sacralizado lastre o cuando materializa sus miedos y luego es presa de ellos como el titeretero que huye de su mano y teme... teme... sufre penas que no tiene, pues cree que al sufrir arreglará la miseria ajena, sea o no parte de ello, pues así le es mandado, mas no es su deseo. 

Ahora bien, es indiferente cumplir  o ya reconocer que no hay deber externo sino interno. Pero que claro quede, no existe tal cosa como la culpa sino responsabilidad de común acuerdo, por propia voluntad o imaginada; el resto, cáscaras vacías.

El egocéntrico ¿Quién?

22 de noviembre del 2015

Abriste tanto los brazos, a tanto espacio te diste paso, que no dejaste entrar a tu vida este egocéntrico, que vive y muere por influir a su paso, por salvar, por corregir, por amar y ser amado. No tengo perdón ni tampoco lo tienes. De algún modo alguien ahí fuera nos condenó a no ser del y para el otro... y es que en mis peores pesadillas te amé y en mis más hermosos sueños fuiste terrible. Ya no te amo por  supuesto, pero de algún modo eres símbolo de mis miedos, pues guardo un terror insospechado a no significar nada a alguien. Pero es que soy siempre yo quien busca a quien sanar y esta vez tú me encontraste, mas no buscándome, sino buscando algo que podía o no estar en mí, y pues, nunca iba a estar aquello en un corazón como el mio, que evitaba pensar siquiera o desconocía quizás que ansiaba amor y sin embargo se condenaba a dar sin recibir... Habían miedos a los cuales ya no temeré, pero insisto, no te amo, solo eres un recuerdo olvidado que ayer se posó en mi cabeza como podía cualquier otra cosa en su libre albedrío por el aire. Hoy estoy enamorado y sano, feliz, rebosante, lleno de futuro y es que alguien me dio, no lo que buscaba sino que destruyó todos mis intentos de abrirme paso en su vida. Pero lo extraño e hipnotizante es que me hizo sentir bien, pues es alguien que sabe quién tiene lo que busca y no es una suerte de amante del azar. Estoy vivo, ha logrado que me ame, que viva, que goce y que no dude.